El lunes pasado, después de casi dos años de preparación, aprendizaje, mucho trabajo e ilusión, Palermo – Consultoría de Imagen salió al mundo. Y el día de hoy, con la completa y total intención de que este sea un espacio sin filtro, me dispongo a inaugurar El Blog de Palermo: un espacio dedicado a reflexiones sobre la imagen interna y externa.
He decidido hablar en primera persona, porque ¿qué es más personal que una carta? Y, en este primer post, quiero platicarles un poco sobre esta empresa, que llega para quedarse.
Más allá de las razones personales – ¡que vaya que son muchas! – que motivaron a que este sueño se construyera –primero en mi cabeza para llegar después a sus pantallas–, el motivo por el cual Palermo hoy vive es porque creo firmemente en la relación intrínseca e inherente entre la imagen interna y la imagen externa del ser humano; y creo que, aun cuando esta relación es (en mi opinión) uno de los aspectos más trascendentes de los que podemos tomar conciencia, al día de hoy sigue siendo un tema que se limita a aparecer únicamente en los salones de belleza, disfrazado de frases fugaces de entrada y de salida.
En este último año, he comprobado que no hay nada más atractivo en un ser humano que una autoestima sana, una percepción de sí mismo sin telarañas ni distorsiones, un corazón alegre y buenas intenciones. E, irónicamente, he comprobado también que no hay nada que le tenga más sin cuidado a una persona con una autoestima sana, una percepción de sí misma sin telarañas ni distorsiones, un corazón alegre y buenas intenciones, que resultarle atractivo a los demás. Qué libertad, ¿no? Vivir en medio de un estándar de belleza y popularidad que va en constante crecimiento y aun así estar tan cómoda en tu propia piel que no te das cuenta de ello. No es ser inmune a algo, porque decir que eres inmune a algo es confirmar la existencia de ese algo; es, más bien, no darse cuenta de ello por el simple y sencillo hecho de que no tienes ojos para eso, porque en el estado del que les hablo no existen estándares que cumplir.
Ese es el tipo de libertad que queremos fomentar en Palermo. Y digo fomentar porque estoy consciente de que nuestros servicios cubren sólo una parte de este camino de descubrimiento; pero definitivamente creo que somos un punto crucial del mismo.
Tal vez para algunos seamos el primer paso: el que causa la incomodidad, que detecta que algo está mal y que te motiva a ahondar en las otras áreas de tu vida. Tal vez para otros seamos el de en medio, aquel paso que das cada vez con más facilidad por el ímpetu del cambio. Y, sin duda, para otros seremos el último: aquel que se da feliz y sin cuidado.
¿Cuál seremos para ti?